Pese a su linaje, dinero y poder es
trasladado a un manicomio para que lo cuiden, lo protejan y sobre todo lo
mantengan controlado.
Maddy Tims, cuáquera, perteneciente
a la Sociedad Religiosa de los Amigos, beata, puritana, mojigata y santurrona,
hija de un matemático ciego, empieza a trabajar como enfermera en el mismo
manicomio que se encuentra Jervaulx.
Los dos
ya se conocen (justo antes de enfermar, el Duque y el padre de Maddy trabajaban
en una nueva teoría matemática) su re-encuentro será el inicio de una relación
intensa pero tierna, prohibida pero inevitable, tortuosa pero necesaria.
He disfrutado muchísimo leyendo Flores en la tormenta, es un libro del que te cuesta desprenderte, retrasas el
momento de llegar a su final y guardarlo en un rincón, los personajes se quedan
tan grabados en tu memoria que por mucho tiempo, incluso días después de
acabarlo, tienes la sensación de que la historia de el Duque continúa, te hace
experimentar diversas sensaciones, ternura, angustia, emoción, expectación,
todo… en un par de páginas .
Al principio los personajes parecen
ser los típicos que encuentras en todas las novelas de género histórico -
romántico, pero nada más lejos de la verdad, el personaje de Christian
Langland, va tomando fuerzas conforme avanzas, la apariencia con la que se
presenta al principio de mujeriego, vividor, divertido, botarate, cambia
conforme vas adentrándote en la historia. Un ser humano que sufre y padece una
enfermedad muy fuerte, la misma que borra de un plumazo el estilo de vida al
que estaba acostumbrado, que impide radicalmente su forma de comunicarse con el
exterior, que le obliga a ser brutalmente dependiente de los demás. Su manera
de sobrellevar la situación, su coraje por cambiar su destino, su fuerza oculta
detrás de sus palabras mal dichas y frases sin sentido, hacen que termines
irremediablemente enamorada de él. Me ha recordado mucho a Erik en El Fantasma
de la Ópera por la manera tan profunda que se adentra en tu corazón.
Maddy, creo que está muy bien
descrita, presentada, sobre todo porque debemos verla desde el punto de vista
de los principios que rigen a una cuáquera, que rechazan todo lo mundano, los
material, lo fatuo, que luchan por vivir en un mundo apartado, diferente, más
espiritual, religioso, justo el mundo contrario al que vive el Duque.
No es una historia cualquiera, no
es un bonito cuento de amor, ni tampoco un relato cuya fuerza se base en la
descripción de hechos históricos. Es una historia de amistad, de lealtad más
allá de toda comprensión, es una historia que rompe los esquemas establecidos
porque el amor nace en medio del sufrimiento, en medio de la lástima en medio del
dolor. Es una historia preciosa, inolvidable.
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