Hay dos cosas que son
inalterables: su pasado y mis reglas.
1. El tiempo máximo del que dispongo para hacer feliz a una
persona son ocho semanas.
2. Si no lo consigo y considero que podría llegar a hacerlo,
tengo un tiempo extra de ocho días.
3. Transcurrido el tiempo desaparezco por completo de la
vida del paciente, su felicidad en ningún momento puede depender de mí.
Mía tiene un trabajo inusual: se dedica a hacer felices a
las personas sin que ellas sepan que lo hace por trabajo. Precisamente por eso
la contratan los padres de Max, un chico que ha intentado suicidarse. Cuando
los caminos de ambos se crucen, saltarán chispas: él no quiere verla ni en
pintura, ella tiene que hacer todo lo posible por devolverle la felicidad.
Ocho, de Rebeca Stones, es un libro que me ha hecho volver a sentir la angustia de la inocencia cuando te enamoras por primera vez y también, la ingenuidad de aquellos primeros escarceos amorosos en los que te sentías capaz de hacer la mayor de las proezas y, al mismo tiempo, el peor de los ridículos.
Empecé a leerlo porque me llamó la atención el rostro de su portada, por la pureza e ingenuidad que representa. Es fácil deducir que es una novela juvenil, con todo lo que ello conlleva, es decir, que en la historia encontrarás, sin lugar a dudas, problemas de: inestabilidad, inseguridad, miedo, ingenuidad, etc.
La historia gira alrededor de Mia, la protagonista principal, que tiene un trabajo muy peculiar. Su trabajo consiste en hacer feliz a una persona en particular, que por regla general, sufre de depresión y no consigue encontrar la ilusión por vivir. En otras palabras, descubrir aquello que necesita para ser feliz, darle autonomía para generar esa felicidad y lograr que en el futuro no vuelva a recaer.
Y aunque parezca difícil de que alguien tome en serio sus servicios. Trabajo es lo que menos le falta.
Como una verdadera profesional tiene varias reglas por las que se rige, por ejemplo: el tiempo que dedica a cada cliente -ocho semanas-, luego del cual, otorga una prórroga de ocho días más. Terminada la prórroga, Mía desaparece para siempre de la vida de su cliente. Si todo va bien, el paciente no solo saldrá de la depresión en la que estaba hundido, sino que además, podrá encontrar por él mismo el camino para no recaer de nuevo.
Cuando los padres de Max, un chico tímido, retraído y con graves problemas en su vida, la contratan para que ayude al muchacho de su penoso estado de ánimo. Mía acepta encantada sin imaginar que al hacerlo pondrá su propia vida en juego.
Una historia sencilla, de fácil lectura, con énfasis en la diversidad de sentimientos que experimentamos cuando atravesamos situaciones difíciles y complejas como: la soledad, el abandono, la adolescencia mal llevada, las malas influencias, el maltrato, etc.
La mayoría de la novela la protagonizan sus personajes principales -Mía y Max-, los diálogos entre ellos además de entretenidos tienen un punto de picardía y astucia que hacen imposible que puedas aburrirte. Pese a que los personajes secundarios son casi inexistentes, tampoco son necesarios para contar la historia.
Para mí, "Ocho" de Rebeca Stones, ha sido la carta de presentación de una escritora novel que estoy segura que con el tiempo llegará a ser una de las grandes.
Me gustaría recomendar a la autora que toda esa potencia que tiene al describir escenas, ambientes, personajes, que forman parte de una trama, la canalice para crear giros inesperados que den sorpresa e intriga constante. Y también que recuerde que el final no siempre tiene que estar tan expuesto.
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